¿Cómo conectar las organizaciones con el nuevo paradigma que estamos viviendo?
Hace ya un buen tiempo que vengo pensando y buscando la respuesta a la interrogante: ¿cómo logramos mostrar a las organizaciones la necesidad de este cambio de paradigma? Pasar más allá de la moda de la agilidad, del bienestar, de las encuestas de clima laboral, de ser todos muy productivos y eficientes, a empatizar con nuevas mentalidades (más que generaciones) en donde están cansadas de la productividad per se. Inventamos sistemas y herramientas para “tolerar” una cadena productiva que desde su base es insana.
Ante este cuestionamiento, sigo sosteniendo que como ser humano sí buscamos progresar y mejorar en forma constante. El placer del desafío de superarnos a nosotros mismos no tiene parangón, entonces, ¿dónde radica la justa medida?
Y así, en un espacio de descanso obligado por licencia médica, aparece en mi cuenta de Netflix el documental “THE BIGGEST LITLE FARM”. ¡La amé! Entonces surgió ante mí el concepto de las granjas tradicionales, ecológicas y “a la antigua” como bien diríamos. Una forma de vida donde la familia trabaja en torno a una granja que le provee el sustento diario y una forma de negocio.
¡Y ahí estaban! Los mismos principios con los que venimos trabajando hace más de 20 años para ayudar a organizaciones a salir adelante, sin embargo, había algo distinto.
La conexión con la naturaleza, que no se trata de sentarse y disfrutar de un bello paisaje. No. En la construcción de esta granja, que por cierto, tomó siete años para llegar a su estado de maduración, aparecen muchas de las prácticas que hoy queremos implementar. Un propósito claro de Molly y John Chester, pareja principal en esta historia, que quieren crear una granja ecológica. Principios de agilidad en los constantes ensayos y errores, estrategia de manejo de crisis (reaccionar, recuperar y re imaginar), conformación de equipos de alto desempeño (personas con y sin experiencia. De estos últimos, los mismos dueños) y manejo del duelo (la historia de la chancha “Emma” es épica junto a “Grasiento”, su gallo amigo).
No obstante, ¿qué conexión tiene esto con el desafío de llevar a las organizaciones a habitar en este nuevo paradigma? Y apareció: OBSERVACION + CREATIVIDAD. Y ahí saltaron mis preguntas nuevamente. ¿Cuánto tiempo tomamos para observar? ¿Cuál es la dinámica que necesitamos crear para impulsar esta suerte de “ensayo/error” a bajo costo para seguir avanzando? ¿Observar qué?
Creo que necesito ir más allá de lo evidente, “aparece un coyote que te come tus gallinas. ¡Búscalo y acábalo!”. Nooo. Y para eso necesitamos parar, bajar el ritmo, tomar tiempo para observar lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo. Hoy necesitamos hacer esta parada obligada, ¡porque el mundo cambió! y necesitamos la toma de conciencia y acción concretas de cada uno para formar un mejor mundo, cuidando y respetando nuestra propia naturaleza, no impulsándonos a ser superhéroes o heroínas de películas. Necesitamos tomar conciencia para regresar al origen y hablar de lo que valoramos, de lo que respetamos, de las personas, del medio ambiente, pero de forma genuina desde el corazón, y aquí aparece otra lección de este documental, el amor como eje central del propósito, el amor a su granja, sus proyectos y todo lo que ahí adentro pasaba. La vida se lleva con pasión, ¡a medias tintas es muy fome!, y para eso estamos los que trabajamos en las organizaciones, para despertar y generar conexiones para ayudar a todos a despertar sus propósitos, a buscar lo que los entusiasma, motiva y levanta a diario.
Así que, sigo “rumeando” sobre cómo impulsarnos a avanzar hacia este nuevo paradigma, y mientras tanto avanzo con paso firme respecto de ciertas decisiones que van en la dirección de apoyo y cuidando de nosotros mismos y nuestro entorno.
Te invito a ver este gran documental, sin dudas disfrutarás observando los sucesos que se van generando.
Hasta la próxima.
PD: Finalmente los coyotes pasaron a ser parte del ecosistema de la granja.
Pamela Ravanal
Directora Comercial MSO Chile.